Museo de Religiosidad Popular

El objetivo del museo, inaugurado en 1998,  fue rescatar todas las muestras de la vida religiosa de una hermandad, sita en un barrio rural. Acostumbrados a las grandes manifestaciones artísticas, las generaciones actuales han olvidado lo que fueron las anteriores. Por eso, la vida cotidiana de estas gentes ha quedado reflejada en estas muestras que pueden contrastar con la grandeza y exuberancia de otros museos. Esta fue la intención de la hermandad, que se ha comprometido en plasmar este modo de existencia. Se responde así a una realidad pasada, reflejada en las diversas vitrinas, como testimonio de la religiosidad del campesinado alcalaíno.

Al mismo tiempo, se ha pretendido darle un sentido abierto con respecto a nuevas colaboraciones y depósitos anónimos. Por todo ello la hermandad  está muy agradecida con los que hasta ahora han puesto su grano de arena.

El museo se compone de tres salas.

Sala primera. Está dedicada a la Hermandad del Cristo de la Salud, su devoción, sus hermanos y su barrio. En el muro frontal, sobre damasco rojo, resalta la Cruz de Guía y las varas regentes, junto con diversas vitrinas que contienen libros de actas, de cuentas y estatutos de la Hermandad.  En la central se exponen todos los enseres que se conservan de la imagen del Cristo de la Salud, del siglo XVIII: sudario, cabellera con pelo natural de varias donantes, corona, cordones y litografía del siglo XIX del  Cristo, que se repartía entre los devotos que correspondían con una fanega de trigo. A la derecha, otras tantas vitrinas con las primeras estampas conocidas de la imagen, planchas de grabado  y advocaciones desaparecidas de la ciudad, como la de la Soledad; cerámica y vasos sagrados; relicarios y altaritos familiares…  Sobre esta exposición varias fotografías de las iglesias y conventos que hubo en el barrio. En la parte derecha y bajo una serie de litografías del Cristo de la Salud, sobresale la maqueta en la que se representa la procesión del Viernes Santo al salir de la iglesia de San Juan, realizada por el hermano Rafael García Medina.

Sala segunda. El muro de la subida de la escalera se ha convertido en un importante expositor del devocionario alcalaíno, con una rica colección de litografías de la Virgen de las Mercedes, Aurora, Cabeza, Santo Domingo de Silos… Ya en la estancia y en la vitrina central se presentan pergaminos originales de la Inquisición  y Bula para comer carne (familia Fernández de Moya), entre otras curiosidades. Las estanterías que circundan la sala están dedicadas a libros religiosos, crucifijos, pequeña imaginería y bordado. En una esquina sobresale la vitrina que contiene una talla, decapitada, de San Blas, obra del alcalaíno Pedro de Raxis, procedente de la ermita del mismo nombre. Junto a ella, otro pequeño expositor con un Ecce-Homo, de la familia Gómez Atienza, obra de finales del siglo XVIII o principios del XIX, que refleja la costumbre familiar de las vitrinas con vírgenes o santos, que se mantiene hasta hoy día.. En los paramentos restantes, algunas obras pictóricas anónimas: Huida a Egipto, Divina Pastora, Coronación de la Virgen… El mueble acristalado, dedicado a la escultura, con restos muy notables de imaginería religiosa, ha adquirido especial relevancia con la recuperación de un sagrario  de orfebrería cordobesa del s. XVIII.

Sala tercera (coro). Entrando, a la derecha, un expositor acristalado con los documentos del legado Calonge, importante colección de legajos, relacionados con nuestra iglesia, fechados a partir de 1673. Frente a ella otra vitrina que contiene varios moldes originales de rostrillos de personajes de nuestra Semana Santa, realizados por Antonio López Condado en los años treinta del siglo XX (reproducciones actuales de Rafael García Medina). En el muro que coincide con los pies del templo, dos vitrinas dedicadas al medallero, exvotos y escapularios. Entre ellas, un retablo procedente del convento de las Dominicas con una imagen de San Blas. Tras ellas, las Siete Palabras, pintadas por María Carmen Sánchez-Cañete.

El rincón del pujarero

Este espacio se creaba en 2003,  siendo Hermano Mayor del Cristo de la Salud Manuel López Fuentes y por iniciativa de Pedro Mesa Martos. El objetivo fue hacer un homenaje a esos hombres del campo, pujareros y trabajadores que con sus esfuerzos y trabajo, fueron los valientes que levantaron esta Hermandad del Cristo. Un espacio con objetos le sirvieron para labrar la tierra y mantener a su familia, en aquellos años tan duros, pero de mucha fe.

Recuerdos de cuando se pedía por los cortijos en las bestias y los costales y se le daba una estampa del Cristo.

 

Ambos museos fueron reformados e inventariados durante el año 2022, siendo Hermano Mayor Francisco José Heredia Sánchez.