Las primeras noticias que tenemos sobre la cofradía son de 1637, en la iglesia de S. Blas. Aunque no se sabe si era la imagen del Cristo de la Salud, ya que solo se habla de un aumento en las arcas de la cofradía y la ermita de san Blas. Posteriormente se encuentra un archivo en el que se indica que la iglesia pleiteó con varios transmisores de unas casas de la calle Real, que debían pagar a la Iglesia, y se cree que es de aquí de donde se obtienen los fondos para adquirir la imagen del Cristo de la Salud.

Por tanto vemos que las raíces de nuestra hermandad están muy ligadas a la imagen del Cristo de la Salud que había en la iglesia de San Blas y a la familia de Francisco Garrido Espinosa de los Monteros que dio 300 ducados para la realización del altar del Cristo de la Salud en la iglesia de San Blas. Hablamos aproximadamente del año 1730. Posteriormente Antonio Garrido Espinosa de los Monteros realizo mención de la advocación del Cristo de la Salud en su testamento.

Posteriormente nos encontramos con el cura José Ramírez, que en su testamento dejó varias fanegas de tierra para la hermandad. Tras este cura el Hermano Mayor Pedro de Medina fue el encargado de administrar los bienes de la hermandad y organizar los cultos y fiestas de esta.

La hermandad continuo sus cultos a lo largo de todo el siglo XVIII, y daba culto todos los primeros domingos de cada septiembre, donde se designaban los cargos y se daba un informe de las cuentas de la hermandad. Nuestra hermandad fue importante en 1800 cuando apareció la enfermedad de la peste en nuestra ciudad, ya que la gente tenia mucha esperanza en la providencia divina.

En el siglo XIX nuestra hermandad tuvo un declive ya que Fernando VII mando que todas las cofradías y hermandades no tuvieran beneficio alguno, y el que obtuvieran fuera destinado a obras benéficas. Nuestra hermandad dio sus bienes a la Casa de la Misericordia, aunque el culto al Cristo de la Salud se siguió manteniendo.

Aproximadamente en 1829 comienzan unos años de decadencia para nuestra hermandad, probablemente solo se mantenía el culto por el capellán.

El 26 de julio de 1885 la ermita de San Blas se transformo en un hospital de coléricos. Puesto que estaba en un sitio idóneo para curar esta enfermedad. Por eso se traslado la imagen del Cristo de la Salud junto con las demás a la iglesia de San Juan. El día nueve de noviembre de este mismo año las imágenes volvieron a la ermita de San Blas. El día 16 de junio la hermandad acompaño la procesión del Stmo. Sacramento con la insignia de la hermandad y hermanos alumbrando. Luego no se conocen hermanos mayores hasta 1918.

En 1931 con la llegada de la República hubo otra situación crítica ya que se prohibió a las hermandades y cofradías que sacasen procesiones aunque poco a poco se fue normalizando la situación. En 1936 la imagen del Cristo se encontraba en la iglesia de San Juan y el 19 de agosto sufrió las consecuencias de la guerra y desapareció la imagen junto con libros, enseres y ornamentos. La imagen fue sacada por lo alto del patín y destrozada posteriormente, fue abandonada en el camino de Vinuesa. La iglesia con los bombardeos quedo destruida parcialmente. Aunque algunos vecinos la fueron reconstruyendo poco a poco. Los actos litúrgicos y fiestas de la hermandad se celebraban en la iglesia de Consolación que fue la única que permaneció abierta.

El 25 de mayo de 1939 se procedió a la reorganización de la hermandad, comenzando por cobrar cuotas extraordinarias a los hermanos nuevos. Estas cuotas estaban destinadas a la realización de una nueva imagen que se encargo al imaginero granadino José Gabriel Martín Simón. Se le propuso que la hiciera lo más parecida a la anterior pero como no había testimonios gráficos fiables de la antigua imagen el escultor decidió guiarse por los crucificados de Mora. El prototipo fue el Cristo de la Expiración de Granada. A finales de agosto la imagen ya estaba acabada y se encargo a Antonio Aguayo Urbano que tragera la imagen a la ciudad. Esta se llevo a la iglesia de S. Juan que estaba en mejor estado que S. Blas.