Es evidente que la antigua imagen del Cristo de la Salud se encontraba en la ermita de san Blas desde mediados del siglo XVII y no hay duda que se hallaba con un camarín y retablo desde el siglo XVIII. Por el testimonio documental de la familia del licenciado Francisco Garrido Espinosa de los Monteros, fue edificado un retablo en 1730, de acuerdo con esta manda testamentaria: “Mando trescientos ducados en dinero para que se distribuyesen por mis albaceas en un retablo para el altar del Santísimo Cristo de la Salud, que está en la hermita de san Blas, sobre cuia execución y distribución encargo la conciencia a dichos mis albaceas, y para que lo hagan con la maior decencia y culto de Su Magestad”. Los obligaba a que lo hicieran con toda presteza e, incluso, comprometió al vicario Diego de Guzmán y Bolaños para que les “precise a que se cumpla mi voluntad”. A partir de este momento, nació una hermandad que celebraba los cultos a su titular y por parte de la familia recibiendo donaciones, memorias y censos para adorno de la capilla, entre ellos el cura José Ramírez “declaro poseo propia una haza de una fanega menos un quartillo de tierra calma en el sitio de la Fuente del Conejo (…) la qual es mi voluntad de mandar a la Sagrada Imagen del Cristo de la Salud que se venera en la iglesia del Señor San Blas de esta ciudad, en propiedad y usufructo para que con el fruto que anualmente diere, se dé culto a dicha Sagrada y se convierta en adorno de su Capilla y doi y confieso el poder necesario al Hermano mayor de su hermandad entre y tome posesión de dicha haza”. A lo largo de este siglo, funcionó esta hermandad como Obra Pía del Santísimo Cristo de la Salud, y así la recogió en la declaración de bienes de José Ramírez ante el notario en 1761. Y diez años después, por parte de su hermano mayor de la cofradía José de Medina se hizo constancia de la pieza donada por el anterior clérigo ante la instrucción de la Real Junta de Hacienda3. En 1795, se llevó a cabo su camarín, donde la imagen se mantuvo dentro de la ermita hasta 1927.
Es muy interesante un grabado del Cristo de la Salud realizado por esta época dentro de su camarín. Ilustra del contexto religioso de su devoción y, a pesar de que su imagen no se acerca, ni por casualidad, a la realidad y se dibuja mucho más esquemática e infantil que la nube de los ángeles que le circundan, el camarín encierra la imagen de un crucificad rodeado de la corte celestial de los típicos angelillos barrocos, bajo una bóveda de media naranja sobre una planta hexagonal cuyas limpias pechinas angulares la reciben; muy típico del barroco son sus cornucopias y esta iconografía del Cristo relacionado con las almas del purgatorio, que se extendió a partir del los primeros decenios del siglo XVII. Completa la escena el Cristo que se yergue sobre una peana (conservada durante muchos años en el museo de San Juan), con juegos de flores y hojas de acanto y una leyenda escrita en latín “Domine Deus Salutis, me clamavit et nocte coram te…”, que responde a los primeros versículos del Salmo 88, Señor Dios de la Salud me llamó gritando y de noche ante su presencia… Esta se coloca en la parte delantera del banco y predela del retablo, donde en su frontal aparece la leyenda Santo Cristo de la Salud se venera en la hermita de San Blas de Alcalá la Real. Típico de los retablos hornacina, se flanquea con dos estípites de capitel corintio (cuyas partes del fuste en forma de cartelas y planos de cuerpo y la base recogen tallados los signos de pasión de la manopla, escalera, columna, clavo, gallo y martillo en la parte derecha y tenazas, lanza, túnica y manopla en la izquierda) y se corona con un frontal redondo, en cuyo tímpano se halla el anagrama a IHS (Iesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de Hombres). La imagen del Cristo, simplemente representativa, insinúa su curvatura de piernas y cuerpo que se contrarresta con el movimiento inverso de la cabeza hacia abajo denotando un Cristo muerto, se cubre con un faldellín (las senagüillas que aludían los antiguos cofrades y que se conservan dentro de los fondos de la hermandad) que oculta al antiguo sudario; no se percibe muy claramente su peluca, tan solo la corona se ve entrelazada con su amplia cabellera postiza, no pueden describirse más rasgos como la expresión de su rostro salvo los tres clavos, la cruz arbórea y el INRI en forma de cartela apergaminada con los bordes vueltos en sentido asimétrico.
Este precedente se conforma con la primera litografía que conocemos del Cristo de la Salud, datada en 1875, siendo hermano mayor Domingo Álvarez Barrio y dibujada por un artista que responde a las siglas “P.P” e impresa en la conocida empresa de Litografías Casado de Granada. La imagen del Cristo de la Salud confirma una tipo de crucificado de mediana dimensiones, protobarroco, con elementos manieristas en su composición y elaboración propias de la escuela granadina. Posteriormente, le fueron adosados varios adornos: la cabellera postiza de pelo natural que data de finales del siglo XIX, las potencias desaparecidas, el sudario morado y bordado que cubría con su terciopelo los paños del perizoma original, unos cordones morados y además, pendía del travesaño de la cruz arbórea de las que cuelgan unas cortinas de encaje, y, en el madero vertical tenía fijado el INRI (Iesus, Natharenus Rex Iudeorum). Sobresalía la mirada del Cristo que se fijaba en el orante. Y su manierismo se reflejaba en un movimiento de su rostro hacia la derecha que se compensaba con el del cuerpo y el de las piernas hacia la izquierda. Ya no se insinúa, era una realidad escultural. Muy equilibrado, y muy al estilo de la época del círculo de Pablo de Rojas no es de extrañar que la Escuela de Cristo, esta congregación fundada por san Felipe de Neri la acogiera en 9 de septiembre de 1663 como su imagen y su capilla de lugar de culto en los primeros años de iniciación o introducción de esta asociación religiosa dentro de la demarcación de la Abadía. Lo que nos confirma que la imagen se remonta a mediados del siglo XVII con motivo de las diversas epidemias de peste que tuvieron lugar en 1639,y, sobre todo, la más cruel comprendida entre los años 1676 y 1682, cuya intensidad y consecuencias mortales fueron muy significativas en la comarca alcalaína, en concreto el Castillo de Locubín. Por estas fechas la imagen del Cristo, como en muchas otra ciudades, debió llegar a la ciudad de la Mota y se albergó en la Iglesia Mayor para bajar luego a ubicarse en la ermita de San Blas, donde este Crucificado recibió el nombre de la Salud, como era frecuente y relacionado con la salvación humana en tiempos de Peste. Ya comentamos en años anteriores, muchas cofradías, sobre todo la granadina del Cristo de la Salud que tuvieron el mismo origen. La antigua hermandad de San Blas fue dejando paso, en el siglo XVIII, a la nueva constituida del Cristo de la Salud, de tal modo que está fue la encargada del mantenimiento de la ermita y de sus cultos hasta la desaparición de la ermita en siglo XX.

Esta imagen del Cristo de la Salud fue trasladada a la iglesia de San Juan , unos años antes que se demoliera la ermita que aconteció por el 1931. Allí estuvo presente hasta el 19 de agosto que fue destruida por grupo de milicianos foráneos sin que se tenga conocimiento ni información fidedigna del triste final de la imagen.

A partir de 1937, los cultos se celebraron en la iglesia de San Juan colocándose una antigua litografía grande, llamada faneguera, en un altar lateral que lo separaba del altar mayor, ya que una bomba de aviación destruyó su cúpula mientras rezaban las religiosas de la Madre Carmen en la capilla del Sagrario.

En 1988 se entrego por Francisco Gámez la cabellera, sudario, tornillos y corona de plata de la primera imagen del Cristo de la Salud, que podemos ver en nuestro museo.